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CRÍTICA

Vilabertran: Christiane Karg 'in crescendo'

21/8/2019 |

 

Programa: Christiane Karg

Lloc i dia:Schubertíada a Vilabertran

Recital Christiane KARG - Gerold HUBER

Obras de schubert. Canónica de Santa Maria de Vilabertran, 17 de agosto de 2019

Arrancó la 27ª Schubertíada de Vilabertran. Y lo hizo mostrando músculo con un recital de la soprano Christiane Karg, acompañada al piano por Gerold Huber, que llenó prácticamente la Canónica de la pequeña localidad ampurdanesa. La soprano alemana se inscribe, por vocalidad y estilo, en la estela de sopranos líricas como Elisabeth Schwarzkopf, Lucia Popp o Kiri Te Kanawa. Consumada liederista, destaca por un fraseo de alta escuela, un timbre lírico hermoso y penetrante, con el equilibrio ideal entre metal y terciopelo que le permite abordar también roles mozartianos y straussianos en los que sus ilustres predecesoras dejaron huella.

Para este concierto inaugural propuso un programa dedicado en exclusiva a Schubert, pero rehuyendo los títulos y colecciones más conocidos. Así, el primer bloque se centró en poemas de temática mitológica, empezando con una excelente carta de presentación: una austera pero expresiva interpretación de Strophe aus «Die Götter Griechenlands”, para desembocar en Ganymede y las menos habituales Memnon e Iphigenia. Piezas resueltas con corrección, pero sin especial brillantez a pesar de la impagable colaboración de un Gerold Huber que pareció más implicado que nunca, extrayendo detalles expresivos sorprendentes y aportando un impulso rítmico que, a pesar de sus esfuerzos, no consiguió contagiar a la soprano. Una tendencia aún más evidente en la obra que concluyó, sin pena ni gloria, la primera parte.

Klage der Ceres es una extensa pieza, casi una cantata, poco conocida y menos interpretada, que narra el sufrimiento de Ceres por el famoso rapto de su hija Proserpina. La larga partitura exige capacidad narrativa, gran variedad de acentos y una amplia paleta de colores que, partitura en mano, Karg no fue capaz de ofrecer. Es de agradecer el interpretar piezas desconocidas, pero es importante, para que el público las llegue a apreciar, que el intérprete haya conseguido imbuirse de estas para ofrecer la mejor lectura posible. No fue el caso.

Pero el recital dio un vuelco considerable en la segunda parte, en la que por fin Christiane Karg mostró las cualidades que la han llevado a ser una de las cantantes de su cuerda más solicitadas del momento. Con Mignon se puso de manifiesto el talento y la personalidad de una excelente intérprete, con una capacidad dramática perfectamente interiorizada que, con Nur wer die Sehnsucht kennt, conmovió hasta las piedras de la iglesia románica.

El colofón del recital fue una muestra de las marginales canciones italianas de Schubert, que arrancó con la bucólica La pastorella y que tuvo como epicentro las Vier Canzonen D. 688, en las que Karg exhibió una impecable pronunciación italiana y gran efusividad en un fraseo amplio, libre, en el que en algún momento (aire en frases iniciales) se percibía la influencia de Cecilia Bartoli. Como también en la brillante interpretación de Vedi, quanto adoro, de Didone abbandonata, de Metastasio, una pieza juvenil enmarcada en la ortodoxia de la ópera seria. El descollante virtuosismo de la stretta final, resuelta brillantemente, y dos propinas cerraron un recital de clara dinámica ascendente que puso de manifiesto las cualidades de una cantante con fuste para desarrollar una gran carrera. 


Antoni COLOMER
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