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CRÍTICA

El amor se hace presente en todas sus formas con Valverde y Dudamel en el Festival de Peralada

11/8/2019 |

 

Programa: Mahler Chamber Orchestra (MCO) amb Gustavo Dudamel

Lloc i dia:Festival Castell de Peralada

Fue la primera vez que la actriz y el músico compartían proyecto artístico desde que se casaron en 2017

El amor entre María Valverde y Gustavo Dudamel, el que este y la Mahler Chamber Orchestra (MCO) comparten por la música y el deseo de todos de que la educación combata la desigualdad se ha hecho presente esta noche como un «puente» de felicidad mágico que han cruzado con el público.

La MCO ha cerrado esta noche su gira por España, tras pasar por Granada, Madrid, San Sebastián y Santander, con la interpretación en el Festival de Peralada (Girona) de una versión de «El sueño de una noche de verano», de Mendelssohn, en la que Valverde, esposa de Dudamel, ha recitado de pasajes de la obra de Shakespeare y la segunda parte la sinfonía «Titán», de Mahler.

Si la primera parte ha encantado al público, que ha aplaudido mucho a Valverde, a la soprano Mercedes Gancedo, la mezzosoprano Lidia Vinyes-Curtis y a las 38 componentes del Cor de Noies de L'Orfeo Catalá, en la segunda, ya con Dudamel y el MCO solos, la ovación ha durado varios minutos y los «bravos» han menudeado.

 

Era la primera vez que Valverde y Dudamel compartían proyecto artístico desde que se casaron, en 2017, y la experiencia les ha encantado, según decían ambos a la agencia EFE al concluir la actuación.

«Estamos felices», ha asegurado Dudamel. «Todo esto lo hacemos por amor», ha precisado la actriz, que ha salido a escena descalza y con un largo vestido de hada-novia de Second Skin que la hacían especialmente creíble en su papel de espíritu de la noche.

La obra de Mendelssohn contiene la celebérrima «marcha nupcial», una pieza amorosa que ha resumido perfectamente la complicidad artística en busca de la belleza que les ha unido esta noche.

Dudamel ha puesto cuidado extremo en la dirección de la orquesta mientras ella recitaba mimosa y enamorada, pasajes de la obra de Shakespeare en la que inspiró Mendelssohn en la traducción de José María Valverde.

Con el fondo de una proyección de dibujos del XIX de hadas e ilustraciones sobre la obra de Shakespeare, el espectáculo se ha desarrollado con una total conexión entre todos y aunque ella se ha adelantado en un pasaje lo ha resuelto con una risa traviesa que ha sido la marca de toda la pieza, rematada con un abrazo y un beso entre Valverde y Dudamel.

En «Titán», obra de puro romanticismo en la que es perfectamente reconocible, entre otros temas populares, la nana «Frere Jacques», la MCO ha sido, como él quería, «un león que sigue a un pajarillo», mientras que en «Sueño» se ha recreado en la felicidad de un bosque encantado, en el que se oían perfectamente los pasitos de las hadas o el humorístico rebuzno del asno mágico.

Proyecto educativo
Pero además de compartir su amor con un proyecto especial el de esta noche ha sido un concierto excepcional porque era también el estreno del acuerdo educativo entre la Fundación Gustavo Dudamel y la de la Mahler por el que 41 jóvenes de diez países han preparado y tocado con ellos «Titán».

La fundación Mahler hace cada año un proyecto educativo y en esta ocasión han querido que fuera con la fundación del director venezolano porque comparten su objetivo de que la música sea «inclusiva» para las próximas generaciones.

Los jóvenes se han volcado en el escenario y han vivido la experiencia, según explicaba después a EFE el violinista Carlos Chacón, con la alegría de haber hecho música junto a unos músicos del nivel de Dudamel y la Mahler y haber visto la entusiasta reacción del público.

Los jóvenes participantes, de entre 16 y 30 años, todos ellos «en proceso de aprendizaje», proceden de España, Venezuela, Argentina, Francia, Hong Kong, Japón, Noruega, Corea del Sur, Colombia y Estados Unidos en orquestas tales como la Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela, la Juvenil de los Ángeles (YOLA) y la Escuela Reina Sofía.

Los tutores de la Mahler, como el primer trompa, el alicantino José Vicente Castelló (1978), han coordinado y preparado a los estudiantes para que conocieran su dinámica de trabajo y supieran enfrentarse a la orquesta y esta noche, decía a EFE, estaba «muy orgulloso» del trabajo que han hecho juntos.

«Quiero el sonido de los que están contentos de tocar juntos. Hagamos el amor», les proponía Dudamel en los ensayos provocando la carcajada de todos y parece que lo han conseguido. 


Concha Barrigós
Abc

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