ClàssicsWeb, el teu espai

Almanac

Cerca de crítiques

Paraules:
Tema:
Inici: Escollir data inici
Fí: Escollir data fi
Ajuda
Publicitat

CRÍTICA

Doña Francisquita gana el 10-N

12/11/2019 |

 

Programa: 'Doña Francisquita' d'Amadeu Vives

Lloc i dia:Gran Teatre del Liceu

El Liceu aplaude la zarzuela de Vives en el atrevido montaje de Pasqual

Jornada superada... en lo electoral y en lo zarzuelero. El estreno ayer de Doña Francisquita , el título de Amadeu Vives que el director teatral Lluís Pasqual ha querido modernizar, fue de menos a más en el Liceu a medida que avanzaba. Y se saldó con seis minutos de aplausos finales dedicados especialmente a la pareja protagonista, la soprano María José Moreno y el tenor Celso Albelo, que debutaba el papel, y con un cálido clamor para Lucero Tena, institución octogenaria de las castañuelas que hizo una entrañable aparición en el Fandango .

Hablamos del Gran Teatre, sí, del coliseo barcelonés. No del Paral·lel o del Tívoli (donde se estrenó este título en 1923), ni de la Gran Vía madrileña, sino del teatro de la Rambla, que ha visto coincidir la primera función de esta producción, compartida con el Teatro de la Zarzuela de Madrid y la Opera de Lausane, con la enésima convocatoria a las urnas que se vive en la ciudad.

Tenían que ser las elecciones del desbloqueo de las dos Españas y las que desterraran al demonio separatista como aliado forzoso para formar gobierno. Pero nada de eso estaba claro cuando, a las 20.17, el público del Liceu se levantó de sus butacas echándole un ojo al móvil para ver los sondeos a pie de urna.

Eso sí, la función de Doña Francisquita , con una notable Simfònica del Liceu dirigida por Óliver Díaz, confirmaba que en lo cultural Barcelona tiene un gran fair play . Dicho esto en dos sentidos: por un lado, el montaje renovador tenía visos de no dejar contento a los acérrimos amantes del género –como ya sucedió en mayo en Madrid–, cosa que en Barcelona no se hizo notar. Por otro, no parecía el mejor momento para oír cantar ese “Viva el pueblo de Madrid por gallardo y jovial” ni para darse un baño de costumbrismo y folclorismo madrileño en una Barcelona desangelada y herida de tanto dispararse en el pie.

Con todo, hay que decir que acabado el primer acto hubo quien se levantó mascullando “esto es una mierda, para eso me voy a casa y me pongo el disco”. Pues es precisamente al principio donde queda claro que Pasqual ha cortado los diálogos de la zarzuela y se ha inventado otros para, justamente, dar valor a la discusión sobre la conveniencia de eliminarlos o mantenerlos.

En el mundo de la ópera la gente está más acostumbrada a ver montajes que revisan y actualizan los títulos del repertorio. En cambio en la zarzuela está siendo el actual director artístico del teatro de Madrid, Daniel Bianco, el que ha empezado a sacudir el polvo al género –“pero no soy el Mortier de la zarzuela, ¿eh?”, decía en el Saló dels Miralls–. Y lógicamente hay quien siente que se hiere el canon.

El primer acto, que traslada la acción a la Segunda República, recrea la grabación en disco de Doña Francisquita para ser exportado a Europa. Se trata de una operación de Estado muy plausible. ¿Para qué los diálogos, si no entienden el español? “Se va a enterar Europa de lo que es una canción de amor española”, dice el actor Gonzalo de Castro en el papel de productor del disco.

El hieratismo convierte este primer acto en... un acto de fe por parte del público, con un De Castro que habla demasiado rápido para un teatro tan grande. Por suerte, en el segundo acto –trasladado a un plató de televisión de los años sesenta– los protagonistas brillan vocalmente, sobre todo la soprano, María José Moreno, la Francisquita que se añade el Doña para que sus amistades la consideren menos niña y encandilar así al estudiante Fernando, un Celso Albelo muy aplaudido en la romanza “Por el humo se sabe dónde está el fuego”.

No, no puede ser más castiza la comedia de enredo de esos libretistas que Vives hizo triunfar en Madrid, Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw. Por suerte, el montaje respira música y baile en el tercer acto. De Castro dirige el ensayo de la obra y discute por el móvil con el ministro de turno, esta vez no para besarle la mano, como a Fraga en la dictadura, sino para mandarlo a freír espárragos. Lucero Tena y la coreografía coral de Nuria Castejón, con clásico español y la escuela bolera, hacen brillar el Fandango . Y nada más, oiga. Ni Pasqual ni nadie de su equipo salieron a saludar. 


Maricel Chavarría
La Vanguardia

Catclàssics, música clàssica de Catalunya a internet