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CRÍTICA

Noche loca con Frederica von Stade

5/12/2019 |

 

Programa: Frederica von Stade

Lloc i dia: Sala Domènech i Montaner de Sant Pau Recinte Modernista

A sus 74 años, la mítica mezzo estadounidense divierte al público del barcelonés Life Victoria

Frederica von Stade ha dado esta semana una lección de antidivismo en Barcelona. La mítica mezzosoprano estadounidense, que lleva una década retirada, disfruta de tanto en tanto de volver a los escenarios para juguetear con la interpretación en vivo. Pero a sus 74 años no pretende engañar a nadie: su voz tal vez no es la que era, pero las altas dosis de humor y el talante ‘blondie’ que siempre hubo en ella, hacen que el público se lo pase bomba en su recital. El lunes clausuró el festival de lied Life Victoria en un abarrotado Sant Pau Centre Modernista.

Después de una carrera de más de cuatro décadas en grandes teatros y salas del mundo –reinó en la Metropolitan Opera de Nueva York-, Flicka, que así es como la llama la familia y la conocen los fans, ya no tiene nada que demostrar. La idea es pasarlo bien. Y cuando el Life Victoria, el festival en memoria de la gran Victoria de los Ángeles, la invitó impartir una masterclass en el Museu de la Música, ella les sugirió que también podía dar un recital

La inesperada oferta fue muy bien acogida por parte de Helena Mora, presidenta de la Fundación Victoria de los Ángeles, y Marc Busquets, director del ciclo. “Eso sí, buscad vosotros un pianista”, les dijo su representante. No había problema. Albert Guinovart, compositor y pianista, era quien precisamente había acompañado en los últimos años de carrera a Victoria de los Ángeles. “¡No me digas más!”, fue la respuesta.

Así fue como la noche del lunes 2 de diciembre se convirtió en una noche loca con Frederica von Stade. La artista ofreció un caleidoscopio de lo que es capaz de hacer y contagió el espíritu y la diversión, haciendo guiños a costa de clásicos del musical americano y de la chançon francesa, que intercalaba entre lieder de Mahler, Poulenc o Richard Strauss. Incluso hubo un tema con letra suya y música de Jake Heggie (Dead Man Walking, Moby-Dick), un compositor para el que aún sigue saliendo a escena. “La canción trata sobre un caso real”, advirtió la mezzo. El caso del día que su pequeña hija Lisa se subió al tejado y tuvieron que venir los bomberos... situación insólita para la que no escatimaba en gestos y muecas faciales.

Frederica von Stade con Albert Guinovart interpretando 'Je cherche a millionaire' (Elisenda Canals (LIFE Victoria))
Flicka fue de Richard Strauss a La vie en rose, o de Poulenc y Mahler al Send in the Clowns de Sondheim. Pero vinculando unos temas con los otros: si había comenzado con “I am a rose” de Ned Rorem (y Gertudre Stein), se llevaba esa rosa a París, con “Au pré de la rose”, de Cantelouble. Y ya en los bises se enfrascó en Je cherche a millionaire , de Mistinguett, preguntando a los varones sentados en primera fila si eran ese millonario que andaba buscando. Eventualmente Albert Guinovart se pronunció desde el piano –“Je suis ce millionaire”–, y trazando una elegante y delgada linea entre la lírica y el cabaret de alto standing.

 

La fiesta terminó con un peculiar dúo de Flicka y la joven mezzo Helena Ressurreiçao, que había oficiado de telonera. Se trataba de interpretar la famosa aria “Voi che sapete”, de Le nozze di Figaro de Mozart, acabando una las frases de la otra, y pasándose el turno de palabra con inesperados golpecitos en el brazo. Un simpático juego de niños que Von Stade había visto hacer en alguna escuela y con el que llevó al público a la hilaridad.

El colofón fue una cena de patrocinadores del festival con los artistas, en el mismo Recinte Modernista, y con una docena de fotografías de Victoria de los Ángeles colgando de las paredes. Amigos de Viena habían acudido a ver a Von Stade, que finalizado el recital lucía, ahora sí, un cabestrillo en el brazo debido a un pequeño accidente del que se está recuperando. En la mesa de la artista se sentaron los responsables del Life Victoria, el presidente del Liceu, Salvador Alemany o el del Cercle del Liceu, Francisco Gaudier, así como la presidenta del Palau de la Música, Mariona Carulla.

“Siempre he adorado a Victoria y me siento muy honrada de estar rodeada de ella y su familia”, dijo en un breve discurso, mientras se servía el consomé de pescado de roca del catering Mercès. Victoria de los Ángeles la había inspirado siendo adolescente. “Ella fue la primera cantante clásica que escuché”, cuenta a este diario. “y la conocí cuando me invitaron a cantar en la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos del 92. No recuerdo qué canté yo pero sí lo que cantó ella: ese maravilloso Cant dels ocells. Era alucinante. Para mí Victoria tenía en su rostro todo aquello de la música en lo que yo he creído. Y su devoción y generosidad eran únicas.

Y aquí es cuando llega el postre, el “Pastís Guinovart”, una propuesta de la Pastisseria La Canal con el apoyo de Jaume Biarnés, de la Fundació Alícia, que se inspira en el músico... Las almendras, porque su familia viene de Tarragona y Reus; la galleta, porque es algo que a Guinovart le gusta... Por cierto, a la mañana siguiente el autor de Mar i Cel comienza una maratón de tres días con la OBC, la Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya, grabando obra propia. 


Maricel Chavarría
La Vanguardia

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