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CRÍTICA

Vilabertan entra en otra dimensión

21/8/2021 |

 

Programa: Konstantin Krimmel

Lloc i dia: Santa Maria de Vilabertran

https://www.lavanguardia.com/cultura/20210821/7673686/vilabertan-lied-konstantin-krimmel-schubertiada-escenarios.html

El barítono Konstantin Krimmel lleva al público de la Schubertíada a un planeta inexplorado

Pasó ayer de nuevo, en la Schubertíada de Vilabertran, que una voz –la del barítono Konstantin Krimmel– y un piano –el de Daniel Heide– lograron dejar al público suspendido en una nube con el delicado relato musical de La bella molinera .

Andrè Schuen y Daniel Heide en el concierto de la Schubertíada de Vilabertran
Con los años se comprende que la Schubertíada sea un tanto adicta a programar los grandes ciclos de Schubert. La semana pasada era el joven barítono Andrè Schuen el que ofrecía El viaje de invierno . Y es que el trayecto que propone el compositor romántico sobre los textos de Wilhelm Müller constituye una fantasía a la que es imposible sustraerse, especialmente en el en-torno de la canónica de Vila-bertran.

Ese viaje que va de la despreocupada alegría juvenil a la melancolía del enamorado no correspondido, a la tristeza e incluso la violencia, para finalmente abandonarse a la quietud y la muerte, tiene el efecto terapéutico de una oración que conmueve pero sana, y limpia del ruido y la furia del mundo real .

Konstantin Krimmel, alma vieja a sus 28 años, convenció con su voz cálida, flexible y versátil, al servicio de una sensibilidad musical y una alegría creativa que la Schubertíada no podía pasar por alto. El festival del Empordà, que ayer acogió a 170 personas –entre ellas el presidente del Banc Sabadell, Josep Oliu, su principal benefactor– tiene una misión implícita que se asemeja a la de una agencia ojeadora. Los mejores intérpretes de lied, de canción poética, los encontrarán los fans del género aquí. Es algo que le debe a su público, y también a su propia marca ya internacional y prescriptiva.

El concierto acabó con un sonoro aplauso al que siguieron tres bises que, tal y como explicó el barítono alemán desde el escenario de la canónica, querían mantener el espíritu de quietud de la última de las 20 canciones de La bella molinera , esto es, la canción de cuna que canta el propio arroyo. En ella, el río, ese amigo que ha acompañado al protagonista en su viaje, le habla, “ven conmigo”. El joven se abandona... y muere. Así sonaron En la luna y Canción nocturna del caminante , ambas de Schubert, más un Liszt – Alegría y sufrimiento – que llevó al público a otra dimensión. Hoy sigue la fiesta con Florian Boesch. 


Maricel Chavarría
La Vanguardia

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