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CRÍTICA

Bye, bye, Mr. Ono

30/5/2022 |

 

Programa: OBC amb K. Ono

Lloc i dia: Auditori de Barcelona

https://www.abc.es/espana/catalunya/disfruta/abci--202205301112_noticia.html#vca=rrss&vmc=abc-es&vso=tw&vli=cm-barcelona&_tcode=YWRwM3Qy

Es una lástima que el director, en estos siete años, no se haya tomado en serio ni por un minuto su titularidad en Barcelona. Es una excelente batuta, pero la participación en el día a día de «su» orquesta ha sido nula

Kazushi Ono se ha despedido este fin de semana como director titular de la OBC con uno de aquellos escasísimos conciertos en los que el maestro ha demostrado su valía en la capital catalana. Para decir adiós, ha escogido la Segunda Sinfonía de Mahler, conocida como 'Resurrección', y se ha hecho acompañar por una compatriota, la mezzosoprano Mihoko Fujimura, y la soprano Lydia Teuscher, que cantaron bien -ni mejor ni peor de lo que podrían haberlo hecho cantantes catalanas que conocen bien la partitura y la habrían defendido, quizás, con mayor empeño. Se les unió el Orfeó Català que, tras varios años con un director que sí que se ha implicado en el proyecto, Simon Halsey, vive un muy buen momento, que confiamos se prolongue mucho tiempo con Pablo Larraz al frente.

Mahler sonó bien, decíamos, aunque con algunos desajustes y con no pocas entradas más que dubitativas: el gesto de Ono, ese contínuo mover en círculos ambos antebrazos, no ayuda a que los últimos atriles puedan saben si está dando la entrada a las violas, a los trombones o si está a punto de pasar una página de la partitura. Aun así, se alcanzaron momentos indudablemente bellos, como en el segundo movimiento, ese Andante moderato que el compositor llenó de poesía y que Ono supo servir con eficacia.

Es una lástima que el director, en estos siete años, no se haya tomado en serio ni por un minuto su titularidad en Barcelona. Es una excelente batuta, pero la participación en el día a día de «su» orquesta ha sido nula. Lo ha demostrado en cada ocasión que se le ha brindado. Tras siete años, por ejemplo, fue incapaz de recordar durante su última rueda de prensa las grabaciones hechas con la OBC: «Cuando grabamos la quinta de Mahler… no, era la quinta de Shostakovich… ¿o era la décima?». Tampoco fue capaz de mencionar obras de compositores catalanes (actuales o no) que haya descubierto y le hayan interesado, más allá de «aquella que estrenamos, en la que los músicos tenían que reproducir una grabación con sus teléfonos móviles» (era 'Human brother', de Ferran Cruixent) y el Concierto para dos shamisens y orquesta de Fabià Santcovsky, que captó su atención al tener un instrumento genuinamente nipón como solista. A esto hay que añadir un detalle que quizás sea menor, pero en todo cas, significativo: en todo este tiempo no ha logrado articular una sola frase en español ni en catalán.

La lista se podría alargar bastante más: conciertos a los que llegó tarde, que empezaron con retraso porque aún no estaba en el edificio cuando todo el público ocupaba ya sus localidades; ruedas de prensa en las que mostró un evidente desconocimiento de la programación de una temporada que se supone que él mismo había diseñado… Por no hablar de la 'Misa' de Bernstein, en la que hubo que relevarlo en el último minuto. En su momento se adujeron motivos de salud, pero fuentes de la propia OBC confirmaron posteriormente que Ono llegó a los ensayos sin la preparación suficiente para abordar una compleja y larguísima partitura. En el otro lado de la balanza, quedará, dicen, la gira de cinco semanas que Ono emprendió por Japón con la OBC, interpretando la ópera 'Turandot' de Puccini y ofreciendo algunos conciertos con música de Beethoven y el mencionado concierto de Santcovsky. En aquella ocasión L'Auditori optó por invitar solamente a algunos periodistas de medios con los que tienen acuerdos de patrocinio, de modo que no podemos afirmar rotundamente que así fuere.

Es digna de alabanza la generosidad que los responsables de L'Auditori han mostrado con Ono estos últimos días, a pesar de todos los pesares. El director del centro, Robert Brufau, le ha atribuído el mérito de dejar una orquesta «más equilibrada» y con la plantilla rejuvenecida. Como si eso fuera responsabilidad de Ono. La OBC empezó a tener problemas de equilibrio y envejecimiento cuando, en la crisis de 2008, se limitó la contratación pública. Y ha empezado a dejar de tenerlos cuando se ha vuelto a abrir el grifo. Atribuir a Ono méritos en esto tiene tanto sentido como agradecerle las lluvias de la semana pasada, tan beneficiosas para las cosechas. El nipón será a partir de la próxima temporada director de la Filarmónica de Bruselas, y nosotros nos quedamos a la espera -dedos cruzados, velas encendidas en Montserrat- de que el nuevo titular, Ludovic Morlot, insufle a los excelentes maestros de la orquesta los ánimos necesarios para abrir una nueva etapa llena de éxitos y emociones musicales. 


Pep Gorgori
Abc

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