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CRÍTICA

Manual de supervivencia para sopranos

3/8/2023 |

 

Programa: Núria Rial y Rubén Fernández Aguirre

Lloc i dia: Festival de Peralada

https://www.abc.es/cultura/musica/manual-supervivencia-sopranos-20230803192636-nt.html

Núria Rial y Rubén Fernández Aguirre homenajean a Victoria de los Ángeles en Peralada.

Núria Rial y Rubén Fernández Aguirre
Música: Mompou, Schubert, Fauré, Ravel, Granados, Toldrà, Montsalvatge, Vivancos, entre otros. Intérpretes: N. Rial, soprano; R. Fernández Aguirre, piano. Fecha: 2 de agosto. Lugar: Festival de Peralada.

El próximo día 1 de noviembre se cumplirán cien años exactos del nacimiento de la soprano Victoria de los Ángeles. Como los homenajes ya han empezado a proliferar, y los habrá —merecidísimamente— a raudales durante los próximos meses, conviene lanzar un mensaje de ánimo a todas las sopranos que en un momento u otro van a verse comparadas con la inigualable voz de la barcelonesa que reinó en el Metropolitan de Nueva York. Ninguna de ellas es Victoria de los Ángeles, simplemente porque ninguna persona es igual a otra, e intentar forzar paralelismos es un ejercicio que ella misma había desaprobado cada vez que le preguntaban quién pensaba que eran los mejores cantantes de su época. A menudo, señalaba que esto es arte y no una carrera de caballos. Aquí las cosas se miden por la belleza del presente, y no por quién hace tal o cual gorgorito o da una nota con más o menos decibelios.

Sirva esto para enmarcar el excelente concierto de homenaje a Victoria de los Ángeles que Núria Rial y Rubén Fernández Aguirre ofrecieron en el marco del Festival de Peralada. Por varios motivos, podría verse como un auténtico manual de supervivencia para las sopranos que, en los meses que vienen, van a ser comparadas con la gran figura que nos dejó en 2005. En primer lugar, por la elección del repertorio. La homenajeada cantó tantas óperas y tantas canciones en sus miles de recitales que cualquiera que quiera recordarla puede escoger, a poco que se ponga, partituras idóneas para su propia voz. Rial optó por la parte que mejor sabe hacer: una cuidada selección de autores catalanes, varios ejemplos de lied y 'chanson', algo del barroco… No se arriesgó a abordar ni una sola aria de ópera de entre los roles que más fama dieron a Victoria de los Ángeles. ¿Para qué? Aquí se trata de hacer buena música, no una imitación forzada.

En segundo lugar, por la manera de abordar la selección. Es cierto que la sensibilidad, la musicalidad e incluso el timbre de la voz de Rial tienen puntos en común con las mismas cualidades de su predecesora en el oficio, pero lo más importante es que su instrumento es eso, suyo, y ella sabe mejor que nadie cómo usarlo. Su 'Cantar del alma' de Mompou, con el que abrió la audición, nos llevó al mundo antiguo evocado desde la modernidad afrancesada del músico catalán, y el 'Kaddish' de Ravel que cerró la primera parte fue la mejor muestra de hasta dónde puede transportarnos una voz tan bonita como la de ambas cantantes.

El tercer motivo podría bien ser el acierto en la elección de las compañías. Victoria de los Ángeles no habría sido Victoria de los Ángeles si no hubiese estado tan bien rodeada de músicos como José María Lamaña, Pere Vallribera, Gerald Moore, Geoffrey Parsons, García Morante, Zanetti, Guinovart, Soriano y una no muy larga lista de elegidos. Contar con el talento de Rubén Fernández Aguirre como repertorista es ya de por sí no solo un homenaje a Victoria de los Ángeles, sino a toda una manera de entender la música.

Finalmente, el concierto de Rial es un manual de supervivencia por lo que respecta al cuidado de la voz. La cantante ha escogido siempre con extrema delicadeza su repertorio, sin dejarse presionar por mánagers, sin dejarse llevar por el impulso de lucir su instrumento, y sin dudar en cancelar conciertos a la mínima que no se encontrase bien. Solamente así se explica que el prodigio de sus agudos cristalinos y etéreos se mantenga intacto aún hoy, cuando ya acumula una considerable carrera a sus espaldas.

Por tanto, Rial hizo lo mejor que se puede hacer mientras duren los homenajes a la admirada Victoria de los Ángeles: no tratar de imitarla, sino ser ella misma. Porque en eso, en la sinceridad, es donde nace el valor de una cantante de su talla. A los méritos aquí expuestos cabe añadir el delicado detalle de encargar a Bernat Vivancos que compusiera una canción basada en un poema escrito por la propia Victoria de los Ángeles. Encarada a un espejo que le dice: "Fuiste", la artista le responde: "Soy". Mirando a su reflejo en la tapa del piano mientras rasgaba las cuerdas con el dedo, Rial evocó esa delicada relación entre el pasado y el presente. Un momento, sin duda, inolvidable.

No podemos asegurar que en algún lugar del mundo muera un gatito cada vez que alguien dice lo de «tal soprano es la sucesora de tal otra», pero lo que sí que es seguro es que, al pronunciarse la dichosa frase mueren un poco nuestra capacidad de estremecernos ante la belleza de una voz sonando en vivo y en directo. Andar con comparaciones es autocondenarse a la frustración y cometer una terrible injusticia, del todo innecesaria, con las personas que viven en nuestros días y suben a un escenario a dar lo mejor de sí mismas. Ni Núria Rial es Victoria de los Ángeles rediviva, ni Saioa Hernández es Montserrat Caballé, ni falta que hace que lo sean. Lo que hace falta es que sigan por muchos años cantando tan bien como suelen hasta ahora, para deleite de los oídos que hoy y aquí tenemos el privilegio de poder escucharlas. 


Pep Gorgori
Abc

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