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Edmon Colomer.

26/12/2002 |

 

La actuación de la Orquesta de Picardie el 20 de diciembre en el Auditorio Nacional, dentro del Ciclo de la Universidad Politécnica de Madrid, supone la despedida del que ha sido durante los últimos cinco años su director titular, el catalán Edmon Colomer. Fundador de la Joven Orquesta Nacional, concluye su etapa al frente de la formación gala para entrar de lleno en el panorama musical español al asumir la titularidad de los conjuntos sinfónicos de Baleares y del Vallès.
El maestro Edmon Colomer (Barcelona, 1951) reconoce que ha sido su carácter inquieto el culpable de su desigual vinculación con el mundo sinfónico español: “Me ha atraído siempre la puesta en marcha de nuevos proyectos más que la estabilidad. Una vez creados me ha costado mantenerme en ellos”. Quizá la excepción son los trece años que estuvo al frente de la Joven Orquesta Nacional, que fundó en 1983. Ahora, tras una fructífera etapa en el extranjero, no oculta la emoción que le supone volver a España. Desde octubre compatibiliza la titularidad de dos conjuntos tan necesitadas de aire nuevo como la Orquesta de Baleares y la del Vallès, una decisión “que responde a que ambas son de mi tierra y son dos retos apasionantes”.

–Desde que en 1996 dejara la JONDE, ésta no ha vuelto a tener un director titular.
–Para cualquier formación sinfónica un director titular es aconsejable por lo que representa de desarrollo de un proyecto y conocimiento del repertorio, para controlar que la máquina sinfónica funcione bien. En el caso de la JONDE se podría justificar su ausencia porque no funciona durante todo el año y se encuentra muy bien representada en la figura de su director técnico, José Luis Turina. Pero creo que sí sería deseable que hubiera un titular, mejor aún si se trata de alguien con experiencia y reputación internacional.

–Ha estado cinco temporadas al frente de la Orquesta de Picardie.
–Todo director debería dirigir en algún momento de su carrera una orquesta como ésta, prácticamente de cámara. Me he enriquecido enormemente de su calidad.

–¿Su experiencia junto a orquestas en crisis como Las Palmas o Asturias ha sido un motivo para hacerse cargo de la de Baleares?
–Una cosa es una crisis motivada por personalismos, intereses de gerentes y administradores o la calidad de los músicos, y otra, en el caso de Baleares, que es resultado de la falta de un proyecto bien definido.

Presupuesto limitado
–La Orquesta de Baleares cuenta con un importante déficit.
–Las administraciones se han comprometido a cubrirlo en cuatro años. Esto limita la capacidad de contratar tanto solistas como directores de altura, pero es un problema menor. Creo en una buena organización de este presupuesto limitado y si no podemos acceder a algún nombre ahora, lo tendremos en tres o cuatro años.

–La calidad musical de la Sinfónica de Baleares ha dependido demasiado del podio.
–Una orquesta consolidada como colectivo y como proyecto artístico es menos vulnerable a la falta de autoridad de cualquier director. Quiero ante todo dotar de personalidad a la orquesta. También debe fortalecer su convicción de querer hacer música, comprometerse con su público ya que, ahora mismo, el abono es muy bajo. La programación ha de responder a la realidad de la sociedad que hace posible que exista. La progresiva incorporación de repertorio nuevo debe superar también aquellos prejuicios y tabúes respecto al ámbito contemporáneo, especialmente de compositores vivos.

–Resulta paradójico que en una región tan vinculada al turismo, la orquesta tome vacaciones en verano.
–Vamos a darle nueva vida a la orquesta en la temporada estival, pero en este aspecto tenemos que ser eficaces y realistas. Hay que hacerlo bien y en el marco adecuado, con la convicción de que la orquesta va a ser un reclamo para un sector de los turistas que visitan las islas. Para empezar, clausuraremos el Festival de Pollença el próximo agosto.

–En Baleares, más de la mitad de los profesores son extranjeros.
–Sería deseable la incorporación de jóvenes músicos salidos de nuestros conservatorios siempre y cuando respondan al nivel que se les exige. Como mercado libre, cualquier ciudadano europeo puede acceder a puestos en igualdad de condiciones. El otro planteamiento responde a la necesidad de la época en que se crearon la mayoría de las orquestas, con unas estructuras obsoletas para la enseñanza. Aunque se han construido nuevas formaciones, siguen faltando músicos de nivel para todas las plazas en oferta. Hay que invertir en la contratación de profesores nacionales o, si hace falta, extranjeros para que nuestros conservatorios mejoren su nivel formativo.

–¿Existe un término intermedio entre el régimen de funcionariado de Baleares y el de propiedad privada del Vallès?
–Un músico es buen o mal músico, sea o no funcionario. Éste es un sistema asumido en toda Europa y me parece el más justo. Es más una cuestión de saber exigir. Y, paralelamente, el músico debe saberse exigido. Pero ¡cuidado!, en el Vallès los profesores son propietarios de la orquesta y tienen un convenio laboral que les asegura la continuidad en ella. Si alguien es expulsado, está protegido laboralmente.

–¿Cuál va a ser el eje conductor de la programación del Vallès?
–La orquesta necesita, ante todo, encontrar su identidad. Al tener que estar obligada a asistir a tantas y tan diferentes citas para sobrevivir –el Festival de valses, el ciclo del Palau de Barcelona, o la Ópera de Sabadell–, no ha dedicado el tiempo suficiente para ensayar. Además, se ven forzados a afrontar programas que les exceden, provocando un desequilibro que no quiero que se repita, al menos con regularidad.

Cataluña en déficit
–Pons, Martínez Izquierdo, Mas, usted, provienen de una región con reconocidos maestros pero en déficit de oferta musical.
–La Generalitat debería contribuir muchísimo más a la vida musical en Cataluña. Sobre todo en lo que respecta a la Orquesta del Vallès, que hace las veces de orquesta nacional de Cataluña, que visita con asiduidad las poblaciones de la región. Además, aunque tenga su temporada en Barcelona, su sede está en Sabadell. Debería estar mucho más mimada por la institución. Por fortuna, la vida de las orquestas punteras de Cataluña –la Nacional de Cataluña, la del Liceo y el Vallès–, no depende exclusivamente de la Generalitat, sino de su propia tradición. En el caso del Vallès, de la voluntad de los músicos de ocupar el espacio que no cubren los otros.

–Usted se hace cargo de la revisión de la ópera Els Pirineus de Pedrell cuya recuperación dirigirá en el Liceo el próximo febrero.
–En la revisión de los manuscritos está siendo fundamental la colaboración del musicólogo Francesc Cortés. Hemos eliminado aquellos fragmentos que hacen la obra innecesariamente larga para adaptarla al público de hoy. Me ha sorprendido muchísimo su contenido social y político. Hay una fuerte reivindicación del patrimonio cultural de Cataluña. Pedrell fue una figura fundamental para el desarrollo de la música del siglo XX. También un compositor irregular, recibió influencias de Wagner y Verdi y, sin estar a su altura, intentó asimilarlas a través del patrimonio musical catalán y español.

Carlos Forteza
elcultural.es

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