Los grandes artistas están rodeado de grandes leyendas y Luciano Pavarotti (1935-2007) no es una excepción. Una de ellas, que se difundió ya fallecido el tenor (murió en septiembre de 2007 a causa de un cáncer de páncreas), fue que no era capaz de leer una partitura. «Luciano sí sabía música, aunque no era un especialista porque no estudió en el conservatorio. De otra manera no hubiera podido interpretar todas las óperas que ha interpretado. Pero sobre todo sabía cantar», ha afirmado esta mañana su viuda, Nicoletta Mantovani, que ha venido a Madrid a presentar un recopilatorio que celebra los cincuenta años del debut internacional del tenor -«en 1963 en el Covent Garden de Londres, donde estaba contratado como cover pero tuvo que sustituir a Di Stefano», ha indicado Mantovani-. Así como su medio siglo de vinculación con el sello discográfico Decca. «Algo único. Era como una familia para él».
Mantovani es la segunda esposa del tenor, al que conoció con apenas 23 años y con el que se casó en 2003, tras el nacimiento de su única hija en común Alice. Tras el fallecimiento de Pavarotti es ella quien gestiona gran parte de su fortuna y su legado artístico.
Devolver la ópera a la calle
El doble disco realiza un recorrido por las canciones y las arias -medio centenar en total- «que más representan y describen a una persona especial, que tanto ha contribuido a la música y cuyo objetivo fue llevar la ópera a la gente, devolverla a calle, donde se cantaba hace siglos hasta que se convirtió en algo elitista», ha matizado. De ahí que se hayan incluidos sus colaboraciones con grandes estrellas del pop -bautizadas como «Pavarotti & Friends»- como Bono, Sting, Stevie Wonder, Sinatra. «Pavarotti fue el creador de un género, el crossover, del que después muchos se han beneficiado», ha señalado. «Él grabó muchos de estos discos para ayudar a personas con dificultades, para recoger fondos para los niños de la guerra, porque él mismo fue un niño de la guerra -ha subrayado-. Cantar junto a otros le ayudó a sobrellevar esto».
Otra de las formas para acercar la ópera a la gran mayoría fue llevándola a los grandes espacios abiertos, algo que logró con la creación de Los Tres Tenores, formación que recibió muchas críticas por parte de los puristas. «Pavarotti siempre se quedaba con la parte positiva, la parte constructiva de las críticas, y se olvidaba de la parte negativa porque creía en lo que hacía. Era consciente de que estaba recorriendo un camino nuevo, y la mayoría de las iniciativas nuevas suelen generar críticas», asume Mantovani.
En este doble recopilatorio también se pueden encontra canciones populares napolitanas como «O sole mio», «Santa Lucia», «Torna a Surriento»... «Son canciones muy luminosas, que tienen sol. Son como era él».
1961, el principio de todo
Pero la guinda de este recopilatorio la pone la incorporación de una grabación inédita -el aria «Che gelida manina» de «La Bohème»- realizada en 1961 que dormía en los archivos, y que fue realizada en el teatro Reggio Emilia. «Nos pusimos a rebuscar para encontrar algo que fuera especial, y encontramos este casete que recoge la primera vez que cantó en público». Era una función de «La bohème» que formaba parte del premio de un concurso, el primero que ganaba el tenor después de haber fracaso en muchos certámenes. «Él decía que si no nubiera ganado este hubiera abandonado la ópera y hubiera continuado ganándose la vida como agente de seguros y como maestro». Sin embargo, aquella «Bohéme», aplaudía y vitoreada por sus familiares y amigos, «fue el momento en que todo empezó -estaba presente un agente que después le llamó-. Y por eso no podía faltar en esta recopilación».
«Esta grabación de 1961 marca el principio de toda su carrera»
En cuanto cuáles fueron los papeles favoritos de Pavarotti, se refiere al de Nemorino, en «L'elisir d'amore» de Donizetti «porque era un poeta y un campesino, y con se sentía muy identificado». Mientras que también le gustaba mucho el de «Un ballo in maschera», «porque era muy completo para el tenor», ha señaldo Mantovani, quien, cuando conoció al tenor, con tan solo 23 años, confiesa «no me gustaba la ópera». Fue, según sus palabras, «la posibilidad de ver el mundo desde los ojos de alguien que empezaba a vivir», lo que encandiló al tenor que la apoyó incluso en la enfermedad.
Con apenas 24 años, Nicoletta Mantovani supo que sufría esclerosis múltiple, noticia que no trascendió hasta después de la muerte del tenor por decisión de éste. «Luciano me dijo que era mejor no contarlo porque pensaba que si lo hacia la gente vería antes la enfermedad que a mí, que yo tendría que ser muy fuerte para poder ir en contra de eso. Así que lo guardamos en secreto e intentamos combatirla entre nosotros», ha explicado a ABC durante una entrevista. A día de hoy, si bien no está curada, al menos sí ha logrado contralar la enfermedad y mantener una vida normal. «Luciano también me enseñó a ver el lado positivo de la enfermedad».
Apoyar a los jóvenes cantantes
Parte de los beneficos de este disco, que sale hoy a la venta en España -en el Reino Unido ya está en el número 1 de las listas de música clásica-, irán destinados a la Fundación Luciano Pavarotti que tiene como principales funciones: «Mantener viva su memoria, a través de exposiciones y conciertos [se acaba de celebrar uno en Verona]; y apoyar a los jóvenes, algo que siempre le preocupó mucho Pavarotti que quería devolver algo de lo mucho que él había recibido».
Esto le llevó a organizar concursos de jóvenes cantantes y a dar clases casi hasta el final de sus días -es el caso de Vittorio Grigolo-. «Queremos darle a los jóvenes la oportunidad de que puedan subirse a un escenario, algo bastante difícil una vez que salen del conservatorio. Ellos necesitan ganar seguridad y que el público y los agentes tengan la oportunidad de escucharlos».
Lo que tendrá que esperar de momento es la inauguración de la Casa Museo de Pavarotti, en Módena, donde el proyecto se ha ido dilantando debido a diversas complicciones, y no está previsto que abra sus puertas hasta dentro, al menos, «dos años», ha confirmado a ABC Mantovani.