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Valentí Ovideo: “Hay que ganar abonados para poder hacer óperas arriesgadas”

27/11/2018 |

 

Hace seis meses que Valentí Oviedo dejó la –breve– dirección del club para asumir la dirección general del Gran Teatre (Àlex Garcia)

Han transcurrido seis meses desde que Valentí Oviedo (Manresa, 1977) dejó su breve gestión al frente del Icub para asumir la dirección general del Liceu, cargo que dejaba vacante Roger Guasch. Durante este periodo ha podido analizar cuáles son las necesidades del teatro.

¿Cómo se ha encontrado la casa financieramente hablando?

Está ordenada. La temporada 2018-19 acabará con resultado positivo. Sin duda fue importante la labor del presidente, Salvador Alemany, de sentar a todas las administraciones y lograr que el Gobierno central aportara los 3,5 millones de euros que tenía pendientes. Eso permite una estabilidad financiera y poder afrontar el proyecto con normalidad, haciendo las inversiones que requiere el teatro.

¿El siguiente paso es la ambición?

Efectivamente. Roger Guasch y Christina Scheppelmann han hecho en esos años de crisis un trabajo de resistencia, y ahora se trata de volver a conectar el Liceu con la sociedad catalana y la ciudad. Para lo cual hay que recuperar la ambición que dio origen al teatro hace 172 años, cuando los industriales deciden que Barcelona debía ser rica también intelectualmente. El Liceu mantuvo esa actitud contemporánea, Stravinski o Strauss dirigían la orquesta... Hay que honrar a quienes lo impulsaron.

¿Cómo va a hacer eso?

Pues volviendo a seducir y sugestionar a la gente; hay que intentar que se vuelvan a abonar, porque abonarse significa también volver a confiar en la institución, quererla, pensar que vale la pena formar parte. Con una base importante de abonados puedes incorporar un cierto riesgo y no depender de programas más conservadores que se vendan entrada a entrada. La temporada 2019-20 será un recuerdo al pasado e intuirá cosas de futuro, y será atractiva como para alentar a la gente a abonarse. Saber a quién nos dirigimos y cómo nos explicamos forma parte de esa actitud contemporánea y enraíza con los valores de la ciudad, innovadora y creativa, que quiere que la miren con respeto y reconocimiento. El teatro tuvo su época dorada de grandes voces propias, Caballé, Carreras, Plácido, y luego la época de los directores de escena, Calixto, La Fura... Se ambicionaba salir de aquí al mundo.

¿Cómo valora la dirección artística de Scheppelmann?

Se hizo lo que se podía hacer con el presupuesto y los condicionantes que había. La seducción sobre el abono de temporada no sólo tiene que ver con la programación sino con qué espíritu la explicas. El próximo semestre tenemos una atractiva producción de Pêcheurs de perles, una Luisa Miller con Beczala y Radvanovsky, una Giocconda, que es la producción más cara del Liceu, una Rodelinda que cerró con grandes aplausos la temporada del Real. ¿Lo hemos explicado bien eso? ¿Hemos seducido a la gente con lo que había? ¿A quién queremos seducir? Hay una gran parte que depende del cómo y no del qué.


¿Qué hay de la política de precios?

Hay tres zonas del teatro que por el porcentaje de ocupación tienen un precio demasiado alto. Lo bajaremos. Y el abono no puede significar sólo un 4% de descuento.

Guasch contuvo la renovación de la orquesta. Usted ha dado el sí...

El maestro Pons es un activo importante para el teatro y ahora su motivación es extraordinaria. Es necesario poder ambicionar. Hemos dado luz verde a tres plazas nuevas, solistas de viento y cuerda.

Usted es músico y como gerente de L’Auditori se implicó en propuestas artísticas. ¿Qué garantías tendrá el nuevo director artístico de que no habrá ingerencias por su parte?

Sólo propongo temas cuando son necesarios para el desarrollo de públicos, o por ejemplo digo que necesitamos un relato o una política agresiva para menores de 35.

¿Qué pasará con la danza?

Me ha sorprendido la forma como se configura el calendario del Liceu. Es inevitable que la sala grande se use para ensayar las óperas, y al final el ballet sólo tiene huecos: septiembre, julio; es complejo. A partir del 2022 queremos programar cuatro títulos, además hoy en día hay muchas óperas que combinan danza y ópera.

¿El antiguo Espai Liceu, ahora Òpera Samfaina, sería un espacio utilizable?

La empresa que tenía Òpera Samfaina está en proceso de liquidación. Cuando se resuelva, en principio la recuperaremos.

¿Se plantea una compañía de ballet en residencia o externa?

Está sobre la mesa, pero ¿cuál? ¿Sería con concurso? ¿Dónde ensayarían...?

¿Le preocupa que la fuga de empresas a Madrid le deje sin ejecutivos de nivel para patrocinios?

No detecto un problema. Muchas empresas están interesadas en Catalunya y respaldan al Liceu, tengan o no su sede aquí. Catalunya no deja de ser el 20% del PIB. 

MARICEL CHAVARRÍA
La Vanguardia

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