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Brindis por la paz en Japón

25/7/2019 |

 

La OBC y los Yoshida estrenan la deconstrucción del ‘Cant dels ocells’ de Santkovsky en Tokio
Brindis por la paz en Japón

En los pasillos del Bunkamara Orchard Hall de Tokio cuelga de las paredes una foto de Kazushi Ono dirigiendo la OBC en la basílica de la Sagrada Família. Esta imagen del titular de la Simfònica barcelonesa decorando los corredores de este auditorio resume la devoción que el público japonés de la clásica siente por su maestro paisano y, cómo no, por Barcelona. Gaudí, el modernisme, el Barça... la idea romántica que de la capital catalana se tiene en Japón eleva a evento el concierto que tendrá lugar hoy aquí, dentro de la gira de la OBC por el país asiático.

Se diría que los músicos llegan de la meca. Ya sean tutti o primeros violines, aparecen fans antes y después de los conciertos que les piden autógrafos. Y esta sala de dos mil localidades lleva días sold out.

Más allá de este flechazo por lo barcelonés, el concierto supone un ejercicio de diálogo intercultural y sobre todo, una llamada a la paz.

La aventura comenzó cuando Ono le encargó al compositor Fabià Santcovsky (Barcelona, 1989) una obra nueva que hermanara el mítico Cant dels ocells de Pau Casals con la tradición japonesa. Quería estrenarla en la Olimpiada cultural Tokio 2020, que tanto se mira en el espejo de Barcelona’92. La obra, Homenatge a Casals & Cant de l’ombra doble per a dos shamisens i orquestra, se estrenó en mayo en L’Auditori con gran sorpresa, pero es ahora, 24 de julio, cuando llega a destino.

“¿Que si es difícil? Es un concierto con diversos planos de dificultad”, explica el compositor, cuyo apellido revela que es descendiente de moldavos emigrados hace un siglo a Argentina. Nos hallamos en el colorido barrio de Shibuya, un pedazo del Tokio nocturno, con callejuelas de neones y mini restaurantes a los que se accede por estrechas escaleras. En medio de esta densidad lumínica se eleva el Bunkamura, centro de galerías glamurosas y oferta gastronómica que incorpora esta sala de conciertos privada en la que la Filarmónica de Tokio (la dirige también Ono) hace residencias.

“Una de esas dificultades –prosigue el compositor– es que sea un concierto doble, y para instrumentos solistas de otra tradición musical”. Los Hermanos Yoshida, a los que ya se ha visto actuar en L’Auditori con sus shamisens, entroncan con una tradición folklórica virtuosa, lo cual ha conllevado idas y venidas creativas a la hora de componer la pieza. “Había que relacionarse con la improvisación”, dice el autor.

La dificultad no acaba aquí. Kazushi –Kazu significa paz (pau en catalán)– quería que la pieza incluyera El cant dels ocells que tanto le impresionó de pequeño, cuando frente al televisor vio a Pau Casals tocándola en la ONU. “Había que relacionarse con una melodía tradicional que además Casals preñó de significado”, observa el joven autor. Y por último había que combinar ese lenguaje con el de la modernidad que caracteriza a Santcovsky, finalista del Toru Takemitsu 2015.

Este Cant dels ocells con la melodía fragmentada, “al estilo Tàpies” congrega a un público en esta sofocante tarde de verano –no es extraño que los jugadores del Barça no corrieran el día antes en el amistoso con el Chelsea– que es el auténtico receptor de esta música de hermenéutica oriental. No en vano el autor dice sentire en un linaje debussyniano. La Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya hace su entrada en la sala. Aplausos calurosos. Antes el maestro Ono ha salido a dar su speach: por qué estamos aquí y que van ustedes a escuchar. Aparecen los solista y la orquesta empieza a sonar como si una bandada de pájaros viajara en estéreo de un lado al otro de la sala, evocando también el sonido de las cigarras y dejando que el cello trine en sus agudos.Y en medio de esta energía se deja intuir la melodía de Casals.

Los hermanos Yoshida, que se han convertido en rock stars recuperando el shamisen para el pop, sacan los sonidos más increíbles a ese instrumento del que regalaron un ejemplar al Museu de la Música de Barcelona. “Nunca nos imaginamos una colaboración con una orquesta, aún estamos conociendo la belleza de ello”, dice Ken’ichi Yoshida junto a su hermano Ryoichiro. “No sabíamos que El cant dels ocells era un símbolo de paz, pero hace unos años empezamos a ofrecer nuestra versión en los conciertos. De hecho la tenemos grabada”.

Y aquí la dan como bis, antes de que llegue la Novena de Beethoven con el potente –de volumen– coro Tokio Opera Singers. Por fin música tonal. Y sin embargo se añoran las marcianas sensaciones de la pieza anterior. Al menos en Japón.

Este programa que el maestro Kazushi Ono dedica a la paz en su gira por Japón cobrará un gran sentido cuando la OBC desembarque en agosto en Hiroshima. “Teníamos que hacer esta visita. Para esa gente es muy necesario poder... liberar el dolor”, dice lanzando una exhalación. El Concierto para dos shamisens y la 9.ª de Beethoven giran según él en torno a Pau Casals. “Cuando Franco vino a Catalunya y Casals estaba dirigiendo su orquesta, que era la base de lo que ahora es la OBC, les preguntó a sus músicos qué querían hacer: seguir o parar. Y ellos quisieron continuar. Lo que tocaban era la 9ª de Beethoven. Y esa fue la última vez que Casals actuó en Catalunya”. La OBC ha superado el ecuador de esta gira de cinco semanas por Japón, algo excepcional para una orquesta con temporada estable, y según Robert Brufau, director de L’Auditori, está siendo un éxito. “La combinación de una docena de funciones de ópera (Turandot) y 4 conciertos sinfónicos por distintos lugares del país es compleja, pero estoy gratamente sorprendido de las buenas sensaciones que recibo de los músicos. Esto es un ejercicio de team building, les une. Y además han podido ver a Ono en su entorno, hablando su lengua. Sin duda es un momento importante de la carrera del maestro en Barcelona”. 

MARICEL CHAVARRÍA
La Vanguardia

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