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Esa-Pekka Salonen: “En 10 o 15 años las mujeres en Finlandia serán mayoría en la clásica”

7/10/2019 |

 

El compositor y batuta finés, que hoy abre el ciclo Palau 100, dice que la paridad se ha logrado sin recurrir a las cuotas
Compositoras, directoras de orquesta, intérpretes, profesoras...En Finlandia las mujeres empiezan a ser prominentes en la clásica, asegura el compositor y batuta estrella Esa-Pekka Salonen (Helsinki, 1958), uno de los top ten del podio a escala mundial. Hoy 7 de octubre acude por fin a Barcelona (Palau de la Música 20 h) con la orquesta Philharmonia de la que es titular, aunque el año próximo comienza nueva etapa con la Sinfónica de San Francisco. “Creo que en 10 o 15 años la mayoría será claramente femenina”, asegura en conversación con La Vanguardia y en ocasión de su concierto en los ciclos Palau 100 y BCN Clàssics, con la Novena de Mahler.

¿No está siendo un poco optimista?

La figura más conocida y reconocida de la composición en Finlandia es una mujer, Kaija Saariaho. En la Ópera Nacional, la dirección artística y la general están en manos de mujeres. La Filarmónica tiene una titular mujer, y también la Orquesta de la Radio.. Así que es una situación saludable, me siento feliz. Y ese desarrollo ha sido bastante orgánico. No está basado en una cuestión de cuotas, sino en el hecho de que las mujeres son iguales o mejores que los hombres en lo que hacen. Y el resto ha venido solo”

No tiene que ver con el feminismo sino con el sistema educativo. La igualdad empieza por la educación”

¿Quiere decir que la lucha feminista no ha tenido nada que ver en esto? ¿Ni siquiera en la base?

No tengo nada en contra del movimiento feminista, pero en el caso de que la clásica en Finlandia tengan ellas posiciones prominentes y vayan a tener aun más no se debe al feminismo, sino con el sistema educativo, que nos ha dado niños y jóvenes, de ambos sexos o transexuales, listos para emprender una carrera. La igualdad empieza por la educación.

¿Se siente usted mismo un producto de la educación y el Estado del bienestar de su país?

Cuando empecé a estudiar música, la red de educación musical en Finlandia ya estaba implementada, y estamos hablando de hace mucho tiempo. Así que sí, siento que en todos los sentidos soy producto de un buen sistema educativo de un pequeños país, en el que se han hecho las inversiones necesarias. Y si te fijas en la proporción de músicos finlandeses es considerable, y no parece que seamos genéticamente más musicales que en otros países. Todo se debe a la educación, Y porque además la sociedad finlandesa aprecia a sus músicos de clásica, es algo normal y esta bien visto allí ser músico de clásica.

Deja usted la Philharmonie y regresa a California donde en el pasado ya dirigió durante 17 años la Filarmónica de Los Angeles. ¿Qué hay en la costa oeste estadounidense que le atrae tanto?

Era muy joven cuando fuí a Los Angeles. Venía de una forma europea de pensar, muy rígida, con ideas preconcebidas sobre lo que era correcto e incorrecto. Y cuando llegué a California me di cuenta de que la gente era muy curiosa, muy abierta y solidaria. Pero no estaba muy interesada en el canon intelectual europeo. Cuando empecé a hablar de Hegel y demás no se mostraron para nada interesados. Sólo querían saber qué me hacía sentir determinada música, qué me emocionaba, qué me entusiasmaba, qué me pasaba. Y pensé, ay hostia, esas preguntas nunca me las he respondido. Para mí era un momento de liberación. Era capaz de ver este arte más como una función y menos como una preocupación. Y además tal vez suene a cliché, pero me encontré a mi mismo. Me permitió convertirme en la persona que quería ser, algo que resultaba más difícil en Nueva York. Sin duda California cambio mi vida, me gusta el espíritu del lugar y me siento bien allí.

La titularidad de la Sinfónica de San Francisco en el 2020, sucediendo a Michael Tilson Thomas, ¿fue algo buscado?

Llegó por sorpresa. No lo buscaba, no buscaba ningún otro podio después de estar tantos años con la Philarmonia. He sido director titular de orquestas desde los 25, y pensé que ya había cumplido con mi deber como director institucional. Pero la gente de la San Francisco me contactó y me dijeron lo que quería oír, que quieren el espíritu de los experimentos, la apertura de miras y la innovación. Y me pareció bien.

¿Cómo definiría su relación con la Philharmonia de Londres, de la que este año se despide?

Es muy profunda, la dirigí por primera vez cuando tenia 25 años. Y ahora llevo 11 siendo titular. Les siento como una familia. He visto muchas generaciones de músicos que han pasado por aquí. Creo que sólo quedan 3 o 4 músicos de cuando hice mi debut, y tienen el pelo blanco. He visto llegar a las nuevas generaciones y tenemos una relación muy estrecha. Y estoy seguro de que les dirigiré mientras sea capaz de coger la batuta, incluso si no soy el titular.

Usted es un director analítico, que penetra en el tejido de la pieza musical, la disecciona. ¿El hecho del ser compositor marca una diferencia en su labor en el podio?

Para mi el acto de componer y el acto de aprender una partitura de otra persona es el mismo proceso a la inversa. Estudio un producto acabado e intento rastrear el proceso de creación, reconstruirlo. A veces es mas fácil y a veces más difícil. Y en este proceso ayuda ser compositor. Todo el mundo sabe que son dos profesiones distintas en terminos de habilidades y de lo que uno necesita. Para componer necesitas imaginación, y para dirigir has de ser extrovertido, muy social, tener una buena dosis de energía en un término relativamente corto de tiempo comparado con la composición, que puede ir de 8 meses a dos años. Componer es solitario, nadie viene, no hay aplausos una vez acabada la pieza. Un amigo me sugirió que deberíamos fabricar unos robots que aplaudieran al final del proceso de composición, como remedio terapéutico, ja ja.

¿Es cierto que vuelve a residir en Finlandia?

No exactamente. Sí que paso más tiempo debido a la producción del Anillo del Rin de Wagner que estamos haciendo en la Ópera Nacional, pero sigo viviendo en Brooklyn.

Mi casa de campo en Finlandia es el mejor sitio para componer, puedo estar en paz”

¿Pero en qué lugar le resulta más fácil compone?.

Finlandia es el mejor sitio para eso, porque tengo una casa en el campo donde puedo estar totalmente en paz.

¿Y está en fase creativa a pesar de tener la producción de su primer Anillo en marcha?

De hecho, acabo de finalizar una nueva pieza orquestral que estrenarán en Los Angeles el próximo mes. Mi problema es que componer en estas dos próximas temporadas, mientras estoy empezando en San Francisco y aun pasaré un año en la Pilharmonia, además de tener listo el Anillo, va a ser muy difícil por falta de tiempo. Tendré que dejarlo para la temporada 2021-22.

¿Y qué hay de la opera que tenía planeado escribir?

Algún día, si tengo suerte.

En su ‘Novena’, Mahler parece lanzar un mensaje a Alma: ‘Quizás no soy el joven Gropius o el apasionante Kokoschka, pero soy bueno en esto’”

La Novena Sinfonía es la penúltima de Mahler y la última que finalizó. Y de qué manera. ¿Le parece que es como acariciar la muerte sin llegar a morir?

 

Creo que en esta Sinfonía Mahler decidió coger todos los arquetipos y llevarlos al límite. Si pensamos en el skerzo, es como la madre de los skerzos porque tiene todos los temperamentos: tiene la expresión de ternura pero está lleno de voces maníacas, y también de transiciones abruptas entre una expresión y otra. De alguna manera pone en solfa todos los caracteres de sus anterior creación en un solo movimiento. Y en el Tercer movimiento lleva el concepto de contrapunto al extremo. Todo el movimiento es una demostración de sus habilidades en el contrapunto. No puedo evitar pensar que era una especie de mensaje para Alma, en plan, mira de lo que soy capaz. Soy bueno en esto, le está diciendo. Quizás no soy el joven y hermoso Walter Gropius o el apasionante pintor Kokoschka, pero puedo hacer eso. Ja ja.

Y luego está el finale...

Es por supuesto el adagio de los adagios. De nuevo Mahler toma cada rasgo de todos sus anteriores adagios y los empuja al límite. Y al final, si no esta muriendo lo disimula bien. Porque técnicamente hablando, lo que hace es un proceso de eliminación llevado al extremo, algo que Beethoven ya hizo mucho, pero Mahler lo lleva más allá… de manera que la materia de la composición se va desintegrando. Es como descomponer. Como una hoja muerta pudriéndose que se va deshaciendo, las células se desintegran y finalmente pierde la identidad de hoja. 

MARICEL CHAVARRÍA
La Vanguardia

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