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Gábor Takács-Nagy: “Como me dijo Pep Guardiola, lo mejor es que todo el equipo salga con pasión”

25/1/2020 |

 

El maestro húngaro compara el ‘flow’ físico y mental del mejor Barça con el que ha encontrado en la Simfònica Camera Musica. La dirige este fin de semana

Gábor Takács-Nagy representa el espíritu de esa Europa obstinada que aún bajo la presión de la Unión Soviética supo sacar lo mejor de sí musicalmente hablando. El maestro húngaro de 63 años, artista enérgico e ilusionado –que se formó como violinista y aprovechó la Perestroika para emigrar a los Estados Unidos en 1986 con su famoso Takács Quartet–, recala estos días en Catalunya invitado por la Orquestra Simfònica Camera Musicae (OCM), con la que este viernes actúa en Lleida, el sábado en Tarragona y el domingo en el Palau de la Música de Barcelona.

Este gran exponente de la música húngara, director de la Orquesta de Cámara del Festival de Verbier y de la Manchester Camerata, interpretará la Pastoral de Beethoven y el Concierto para piano núm. 1 de Chaikovski junto a un solista que ya es más que una joven revelación del Concurso Chaikovski, el ruso Daniel Kharitonov.


Por la forma en que se le escucha al teléfono parece que sale exultante del ensayo.

Es que es tan brillante esta orquesta. Son músicos que tocan por pasión, la música no la toman com un trabajo, es maravilloso.

El entusiasmo
Por lo general incluso en las buenas orquestas la gente está cansada, se nota su ‘burnout’, pero en esta catalana los músicos están frescos”
¿No es muy corriente eso?

No. Por lo general, incluso en las buenas orquestas la gente está cansada, se nota su burnout, y en cambio en la Camera Musicae son tan frescos y están tan abiertos... Bravo por Tomàs Grau [el director titular], pues a cada segundo dejan ver su fuerza positiva, les gusta lo que hacen. Hace dos meses me encontré con Pep Guardiola –soy gran fan del Barcelona– y me explicó que para todo equipo de fútbol la mejor manera de salir a jugar es con pasión y sin juzgarse. Y que si todos salen así se puede fácilmente entrar en el flow, tanto físico como mental.

¿Y eso se puede aplicar a las orquestas de clásica?

La clásica es una medicina espiritual, pero ha de venir del corazón. Y le diré algo: las orquestas tienen que cambiar, de lo contrario las jóvenes generaciones no irán a conciertos. Y esta orquesta catalana está haciendo este cambio: alguien que nunca ha ido a un concierto se enamoraría de la clásica con ellos.

No viene a tocar Bartók, pero ¿cuán distinto puede sonar Beethoven desde la perspectiva de la escuela húngara?

No hablaría tanto de escuela húngara como de la educación recibida en los setenta y con el cuarteto de cuerda que fundé. Entonces en Budapest se aplicaba una técnica determinada: primero tenías que imaginar espiritualmente cómo querías hacer la música. Y hasta que no lo tenías claro no cogías el instrumento. El profesor nos decía que éramos actores que no utilizaban palabras sino notas. Y que la armonía debía expresar sentimientos, de manera que si no podías sentir lo que escribió el compositor, no lo tocaras. Esta era la manera húngara de ensayar, lo que siempre nos enseñó György Kurtág. Y decía que la diferencia entre el compositor y el intérprete es que el primero se sienta en silencio en una habitación y las notas se le van ocurriendo, mientras que el segundo abre la partitura y ha de imaginar las notas y cómo se le ocurrieron al compositor. Has de ser como un detective de lo que el autor quiso espiritualmente y lograr sentir lo mismo. Como ve es una técnica muy emocional.

La escuela de los setenta en Budapest
Si no puedes sentir lo que escribió el compositor, no lo toques. Esta era la manera húngara de ensayar, lo que siempre nos enseñó György Kurtág”

¿Cómo conecta con Beethoven para imaginar cómo llegó a la Pastoral?

Primero leí muchas cartas. Allí te revela que su amor por la naturaleza era el más fuerte, porque nunca le decepcionada, pues todas las mujeres le abandonaban. Tienes que sentir la bosque, cantar a la belleza. Porque la Pastoral es un éxtasis total. Si no lo sientes no lo puedes tocar. Y creo que Beethoven, cuando sentía una emoción era diez veces más intensa que para el resto de la gente. Hay que tocarle con sangre.

Kurtág esperaba tener a Bartók de profesor en la Academia Liszt de Budapest, pero este murió antes de que eso pudiera suceder. A pesar de ello, ¿se considera usted un discípulo de Bartók?

Desde luego.Bartók enseñaba en Budapest y yo estudié con estudiantes de Bartók... con Zoltán Székely aprendí sus cuartetos, toqué con gente que había aprendido de él, así que soy como una especie de nieto de Bartók, lo llevo en la sangre.


¿Liszt y Bartók serían para usted dos personalidades húngaras distintas?

Tienen lenguajes distintos, pero Bartók adora a Liszt, su modernidad sus armonías atrevidas. Bartók es de hecho un continuista del pasado pero la diferencia es que Liszt no conocía el verdadero folclore, solo la música gipsy. Bartók era una esponja: aprendió de Richard Strauss, de Schönberg, de Stravinski, y lo mezcló con el folclore, que es de donde viene... aunque hablaba en alemán. Pero, sí, ambos eran muy emocionales y profundos. Son sangre de distinto tipo pero comparten el sentimiento.

¿Cómo recuerda su marcha de la URSS en los ochenta?

Mijaíl Gorbachov llegó al poder y la gente pudo ya salir de Hungría. No era el periodo terrible de Stalin, no te metían en la cárcel.

Menuhin, Solti, Stern, Tostropovitch...
Eran leyendas pero también gente humilde, personas fantásticas que te aupaban. Es un regalo de la vida haberlos conocido”
Y entonces fueron años del aclamado Takács Quartet y conoció y trabajó con todos grandes nombres.... Menuhin, Solti, Stern, Rostropovitch, Kocsis... Ricther le invitó a su festival.

Pero fíjese, eran grandes leyendas pero gente humilde, personas fantásticas que te aupaban, te elevaban con ellos. Es un regalo de la vida haberlos conocido y que fueran incluso confidentes. También conocí a músicos que me hablaban de Pablo Casals y aprendí mucho de él, una generación puente con la antigua generación.

Pero en los noventa abandonó el cuarteto y fundó un trío. ¿Qué le motivó al cambio?

Tuve un problema en la mano y dejé los Estados Unidos por Suiza. Y encontré a dos húngaros brillantes [Dénes Várjon (piano) and Péter Szabo (cello)] y formamos un trío. Pero además fundé otro cuarteto con el que grabé de nuevo la integral de Bartók. Y fue Georg Solti, siendo titular de la Chicago Symphony, quien me dijo que sería un gran director de orquesta. En 2003 empecé y en el 2008 dejé de tocar el violín porque estaba ya demasiado ocupado.

¿Lo echa en falta?

No, ya he tocado suficiente a lo largo de mi vida.

Afición futbolística
Kharitonov y yo adoramos al Barça y Messi, así que en el Palau seremos dos invitado como de casa”
¿Qué opina de este joven pianista ruso con el que compartirá el concierto de Chaikovski junto a la OCM?

Daniel Kharitonov. Me encanta que sea ruso porque siento que por sus venas pasa la música de Chaikovski. Es brillante. Y la orquesta ha entrado en este lenguaje y en esta atmósfera rusa. A mi me encanta este compositor. Y siempre les digo lo mismo: no se trata de poder sino de calidad. La calidad ha de estar siempre por encima de los decibelios. Chaikovski es un hombre cauteloso, nunca rimbombante. Sus fortissimi son humanos, y luego tiene todos esos pianissimi... es un gran genio. Has de ser muy honesto al interpretarle, nunca taxativo

MARICEL CHAVARRÍA
La Vanguardia

Catclàssics, música clàssica de Catalunya a internet