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¿Puede el pueblo apreciar a un gobernante compasivo?

17/2/2020 |

 

El Liceu estrena ‘La clemenza di Tito’, la ópera con la que Mozart apelaba a la indulgencia que se espera de todo soberano

El nuevo estreno del Gran Teatre del Liceu es un Mozart que no se ha programado mucho y que, ambientado en la Roma del siglo I, explica la confabulación de Vitellia, hija de Vespasiano, y de su amante Sesto para asesinar y derrocar a Tito, el nuevo emperador, quien al conocer la traición prefiere mostrar clemencia y perdonar antes que pasar a la historia como un monarca sanguinario.

Se trata de La clemenza di Tito (del 19 al 27 de febrero y del 17 al 29 de abril), la última ópera que compuso Wolfgang Amadeus en 1791, el mismo año de su muerte y al tiempo que escribía en paralelo La flauta mágica . El libreto del poeta italiano Caterino Mazzolà es una suerte de alegoría de la clemencia que se espera de todo soberano. Lo que era una alusión a Leopoldo II de Alemania, a quien iba dedicada la obra en ocasión de su coronación como rey de Bohemia.

¿Tan exótico es este libreto que aúna humanidad y política ?

El tenor siciliano Paolo Fanale –de atractivo vocal a la par que físico– tiene la respuesta a esta cuestión, en tanto que protagonista de este drama político de densos recitativos con el que Mozart anunciaba un nuevo periodo musical.

PAOLO FANALE Tenor, es Tito en el Liceu

“Tito es un personaje respetado por su gran corazón y amor, atributos positivos que atraviesan esta ópera. Pero de hecho no es descendiente de la saga, sino que ha llegado a emperador constituyéndose, sin perder el contacto con el pueblo. Lo que quiero decir es que los emperadores con gran corazón no se llevan, poder y corazón no funcionan. O quizás en un mundo paralelo”, apunta el cantante.

“Hablo por lo que he vivido en Italia. La cultura me ha enseñado que no existe el corazón en el poder. Y si existe acabas condenado. Es un equilibrio difícil de mantener. Porque a un emperador que funcionara así la gente no le entendería. Porque no está acostumbrada. La gente no estaba acostumbrada a Tito y le llamaban el falso Nerón”.

Los montajes de David McVicar son siempre de notable acción física para los cantantes, aunque en este caso quién se lleva la parte más ardua es el coro, que hace las veces de ejército

Los montajes de David McVicar son siempre de notable acción física para los cantantes, aunque en este caso quién se lleva la parte más ardua es el coro, que hace las veces de ejército (Àlex Garcia)
Esta historia adaptada de la obra original de Pietro Metastasio –que ya había sido utilizada para una ópera de Caldara– llega ahora al coliseo lírico barcelonés con dirección musical de Philippe Auguin y montaje del muy vital David McVicar. Y aunque contiene algunos de los momentos más refinados e inspirados de Mozart, también es cierto que es una ópera seria, más bien trágica, basada en recitativos, por lo que ha sido víctima de ideas preconcebidas y debilidades del teatro de la época. De hecho, en el estreno de este encargo que se le hizo a Mozart, la esposa de Leopoldo II dijo que era una porquería.

“Hay que tener en cuenta que Mozart fue uno de los primeros introductores de la comedia en Alemania como después lo pudo ser Richard Strauss”, explica Auguin. “Y con este drama él mira al futuro, se sitúa en la época prerromántica”.

MARIE LAMBERT Repositora del montaje

El secreto para tan densos recitativos está en el reparto y la cuidada dirección de escena. Y en este sentido, Marie Lambert, la repositora de este montaje estrenado en el 2011 en el Festival d’Art Lyrique de Aix-en-Provence, asegura que “está claro el mundo que describe este drama político, de gran riqueza y calidez, pero es interesante ver cómo se desarrolla, con todas las emociones humanas. Invita a la introspección, como demuestran las arias, que miran hacia adentro”.

La soprano griega Myrtò Papatanasiu, a la que se vio en el último Don Giovanni del Liceu, es ahora la aspirante al trono Vitellia, papel que comparte Vanessa Goikoetxea en el segundo reparto (y en las funciones que se harán en abril, con Carmela Remigio).“Es una obra maestra –asegura Papatanasiu– porque hace referencia al pathos, al eros, al sexo, los celos y la manipulación”.

MYRTÒ PAPATANASIU Soprano, interpreta a Vitellia

Y añade: “Mozart abre las puertas a una nueva música, a veces siento que suena Beethoven mientras la estoy cantando, y el reparto entero estamos trabajando para transmitir esa pureza, hacer llegar esos momentos de autenticidad que deseaba Mozart”.

Por su parte, el papel de castrato de Sesto lo canta la mezzo Stéphanie d’Oustrac, la bisnieta de Francis Poulenc que iba para actriz, “hasta que descubrí la ópera”. “Y creo que La Clemenza es la obra que mejor combina las dos facetas de cantar e interpretar, en gran parte por esos recitativos que recorren la obra. Sesto se encuentra como en una centrifugadora, en una lucha contante entre el amor por Vitellia y la lealtad a Tito. Pero tiene que matarle para ganarse el amor de ella. Toda una serie de emociones muy humanas y combinadas con la pureza de Mozart”.

Una escena de la intriga entre Vitellia (Myrtò Papatanasiu, de pie) y Sesto, interpretado por la mezzo Stéphanie d'Oustrac, bisnieta del compositor Francis Poulenc que de hecho iba para actriz hasta que descubrió la ópera

Una escena de la intriga entre Vitellia (Myrtò Papatanasiu, de pie) y Sesto, interpretado por la mezzo Stéphanie d'Oustrac, bisnieta del compositor Francis Poulenc que de hecho iba para actriz hasta que descubrió la ópera (Àlex Garcia)
La activa acción física que siempre demanda McVicar la vive aquí sobre todo el coro, transformado en guerreros del ejército. En cuanto al reparto, D’Oustrac bromea asegurando que “nos hemos sometido a visita médica para asegurarnos de que podemos subir las escaleras de la escenografía”

Myrtò asegura que el movimiento no va en ningún momento en contra de la música o el texto, sino que todo va junto. “Y eso es algo que se consigue aquí de manera elegante y con profundidad”. Par Fanale, por último, “la acción física viene siempre dada porque nos explica la psicología del personaje. McVicar nos explica de qué están hechos y logra crear el ambiente para que una vez te llegan los sentimientos, los sientes y el físico te acompaña”.

PHILIPPE AUGUIN Director musical

Después de haber estado más bien metida en el cajón, ¿por qué se rescata ahora esta ópera? ¿Está el público del siglo XXI preparado para tal delicatessen operística?

“No lo sé –apunta Auguin–, este es el siglo del entretenimiento y para entender mejor esta ópera hay que entender los personajes. Son arias no conceptuales sino reflexivas. Mozart escribió esta obra con mucha presión de tiempo y hay arias con muchos matices, desde la ingenuidad de Servilia al dramatismo en Vitellia, una variaciones que pueden recordar al Fidelio de Beethoven; y eso la hace única”. “Tal vez el hecho de que durante un tiempo no se representara ha jugado a favor, pues ha llegado a la actualidad más auténtica, más única”, añade el director de orquesta. 

MARICEL CHAVARRÍA
La Vanguardia

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