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Cuarteto Quiroga: “Es duro tocar con mascarilla, nosotros nos nutrimos de la respiración”

19/8/2020 |

 

https://www.lavanguardia.com/musica/20200819/482905869610/cuarteto-quiroga-schubertiada-vilabertran.html

El violinista Cibrán Sierra explica los pormenores del concierto inaugural de la Schubertíada de Vilabertran

Hace una semanas, incluso unos pocos días, la viabilidad de esta edición de la Schubertíada de Vilabertran que hoy, 19 de agosto, empieza no estaba del todo clara. Pero felizmente, las recientes medidas que restringen la actividad cultural para contener la pandemia del coronavirus no afectan a esta cita estival con el lied y la música de cámara. La canónica de Santa Maria de Vilabertran no deja de ser un lugar cerrado, es una nave única pero con cielos altos. Y aplicando las reducción de aforo a un máximo de 120 personas, el festival cumple la normativa al pie de la letra.

Es más, el público puede tener la sensación de salón musical, más cercano a las schubertíadas originales de Viena con el propio Schubert... Algo que se podrá comprobar hoy en el concierto inaugural del Cuarteto Quiroga (21 h), que junto a la cellista Erica Wise interpretará el Quinteto para cuerdas del compositor austriaco.

Los integrantes del Quiroga –Aitor Hevia y Cibrán Sierra, violines, Josep Pujades, viola y Helena Poggio, violonchelo– Premio Nacional de Música 2018, dicen estar muy ilusionados. Después de su aparición en el Festival de Granada y en el Museo Cerralbo de Madrid, esta es su tercera cita con el público desde el confinamiento. “Es una gran suerte acudir a un templo de la música de cámara con una obra así y con esta buena amiga que es Erica Wise”, asegura el gallego Cibrán Sierra en entrevista con La Vanguardia.

Llevabais cuatro meses sin tocar juntos después de casi 20 años de ser uña y carne...

Estamos muy felices, lo que da sentido a este oficio es compartirlo con los demás. Saldremos con nuestra gran sonrisa tapada por la mascarilla. Porque por respeto, en un espacio cerrado tocamos con mascarilla.

¿Pero cómo os condiciona la comunicación tocar con mascarilla?

Es muy duro para nosotros, por que respiras diferente y la respiración es algo de lo que nos nutrimos. Y luego nos comunicamos por las sonrisas, porque en un grupo de cámara hay cosas que se dicen con una media sonrisa. Y que esa parte tan expresiva de tu cara quede tapada hace que la comunicación se reoriente. El movimiento de cejas ahora mismo es fundamental. Y te das cuenta de lo expresiva que es la mirada.

Ensayáis con mascarilla para saber cómo será en escena?

Ensayamos sistemáticamente con mascarilla, porque lo hacemos en un local con poca ventilación, y ademas es lo correcto. Es proteger no solo a nosotros mismos son a los que nos ven.

Este Quinteto de Schubert es la quintaesencia del primer Romanticismo musical. ¿Cómo se vive desde dentro?

Es una de las cosas mas emotivas que se pueden tocar de música de cámara. Schubert habla con una voz que llega directa a la emoción del alma humana. Es como una especie de rayo láser que penetra, tiene esa habilidad de, desde una sencillez aparente en la composición, conseguir extraer las contradicciones más íntimas de lo que somos todos. Y eso es algo que pasa siempre con Schubert, y de los pocos compositores que lo puede hacer. Ese Quinteto es de las ultimas horas que compuso antes de morir junto con las Sonatas de piano, y es una música de un joven hombre que ha vivido mucho mirándole a la muerte cara a cara y enfrentarse a la existencia. El tiempo y los silencios tienen un valor muy importante, mirando con temor y cierta aceptación muy conmovedora al abismo del silencio final. El segundo movimiento está lleno de unos silencios que cortan el alma. Y ese trío del tercer movimiento es como un descenso a la oscuridad mas profunda.

¿Qué efecto persigue Schubert doblando el cello?

Con este bajo extra consigue esa profundidad, oscuridad, dimensión humana. El cuarteto genera la posibilidad de ampliarse de muchas maneras. Los compositores han jugado con dos violas, algo que da una gran densidad a los registros medios, a la armonía y los diálogos melódicos, y al añadirle un cello, como hace Schubert, refuerza los bajos, los cimientos de la armonía y los colores oscuros, pero al mismo tiempo libera al otro cello para explotar su faceta cantabile y humana. Porque el cello puede ser de los instrumentos mas melódicos del mundo. Y ese segundo cello libera al primero de esa función de bajo. Eso genera una sinergia muy bonita, liberadora y enriquecedora. Porque además son registros que empastan bien.

¿Qué implica para un cuarteto, que es como una célula de músicos, incorporar de repente a un artista extra que llega de fuera? ¿Cómo se reorganiza el engranaje?

Hay que decir que con Erica Wais hemos tocado mucho y también con Jonathan Brown [el viola del Quartet Casals y pareja de Wais], con quien mantenemos una relación muy intensa de amistad musical. Así que es como estar en casa, no es una quinta presencia que descoloque. Erica es uno mas de nosotros. Habamos el mismo lenguaje, respiramos igual, igual que en sexteto.

En septiembre tendrá lugar la Biennal de Quartets de Barcelona, y la Schubertíada también apuesta en esta edición por esta formación de cuerda... ¿Os sentís por fin protagonistas?

Es muy bonito que la Schubertíada apueste por los cuartetos. La salud musical de un país se mide por el estado de su música de cámara. Y lo que ha ocurrido estos últimos años en España y particularmente en Catalunya, donde han surgido una serie de cuartetos, primero los Casals y luego nosotros, el Gerhard, el Cosmos, el Dalia... es un cambio muy potente. Tradicionalmente hemos sido un lugar de excelentes pianistas, muchos cantantes y solistas. Pero el arte de la música dialogada era algo que estaba por profundizar, y que la Schubertíada apueste por eso es el síntoma de la salud musical de un país. Es importante compartirlo. Cuantos más grupos, más sensibilidad y posibilidad de ser sensible a ese tipo de música.

Existe un documento, una conversación entre Jonathan Brown y tú a la que incitó el director de la Schubertíada, Víctor Medem, y en al que hablan con naturalidad de la experiencia de lo que significa hacer cuarteto de cuerda. ¿Qué aprendió de esta charla?

Decía un compañero que los cuartetos somos como barcos navegando solitarios en medio del océano, porque pasamos mucho tiempos en nuestra burbuja trabajando, descubriendo, investigando y aprendiendo a conocernos los cuatro. Es como de benedictino, de monja de clausura, de marinero de alta mar. Y de repente te encuentras con otro marinero de otro barco que navega en las mismas incertidumbres y preguntas. Y esa sensación de que no estamos solos en este océano es muy conmovedora, y muy reveladora. Nos estamos solos en ese proceso de búsqueda continuo que es un cuarteto de cuerda. Te ayuda a seguir adelante.

El Quiroga está a punto de cumplir dos décadas. ¿Cómo planean celebrarlo?

Le estamos dando vueltas a proyectos. Queremos compartirlo con Barcelona, que es donde comenzó nuestra carrera vinculada al Primer Palau, etc, Y también a Madrid porque es donde hemos acabado residiendo como cuarteto. Y llevarlo a otros sitios. Seria un ciclo de conciertos que viaje por los cuartetos esenciales del cuarteto de cuerda. Y será alrededor de la figura de Haydn, Bartók y Beethoven, y tal vez algunos encargos. La idea es celebrarlo musicalmente creando un ciclo alrededor de esos tres compositores, que son los tres puntos sobre los que se soporta el cuarteto.

¿Qué proyectos os ha truncado la pandemia?

La pandemia nos ha cortado en dos la grabación del último disco. Grabamos el Quinteto de Mozart con Veronika Hagen, del Hagen Quartett, pero teníamos que completarlo con cuartetos. Pero sobrevino el estado de alarma. En septiembre estaba previsto ir a Holanda a terminar la grabación, pero resulta que estamos en codigo naranja para los holandeses. La pandemia ha cambiado esa planificación tan ajustada que tenemos, ese calendario que es como un sudoku bien cuadrado. Teníamos una gira por Suecia que probablemente no se hará, conciertos en Bélgica, Holanda, Finlandia, Alemania, Australia... y todo eso esta en el aire.

¿Qué sucede financieramente cuando un cuarteto como el vuestro está parado?

Nos genera un enorme problema como pequeña empresa que somos los cuartetos. Y nivel docente también. Yo me incorporo al Mozarteum de Salzburgo de profesor pero no sé si podré ir a dar mis clases. Darlas online cuando se trata de cuarteto es difícil. 

Maricel Chavarría
La Vanguardia

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