Ana María Sánchez debuta en Venecia con una ópera olvidada de Massenet
21/12/2004 |
En la misma producción estaba previsto que actuara María José Montiel, que no ha podido intervenir debido a una rotura en el pie que le obliga a guardar reposo
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El nombre de Jules Massenet parece haberse puesto de moda. Mientras Montserrat Caballé se convierte en Madrid en Cleopatra, otra cantante española, la soprano de Elda Ana María Sánchez, debuta en la mítica Fenice de Venecia como Sita, protagonista femenina de «El Rey de Lahore», una ópera massenetiana casi desconocida. En el caso de Caballé, la razón se debe a la afinidad entre su voz y las tesituras en las que se mueve el compositor francés, de quien ha exhumado alguna obra anteriormente. En el del teatro veneciano, a una intención de su director musical, Marcello Viotti, en calidad de responsable del archivo Massenet, de hacer llegar al gran público el mensaje de que, en la producción de este creador nacido en Saint Étienne en 1842 y muerto en París en 1912, está lejos de limitarse a «Manon» o «Werther».
Si el pasado año le quiso hacer justicia en la Fenice del exilio con «Thaïs», en éste, reabierta la gran casa, ha exhumado la pieza olvidada con que Massenet tocó el éxito tras su estreno de París en 1877. Desde entonces sólo le hizo justicia una grabación de hace 25 años, con Joan Sutherland dando vida al personaje que interpreta ahora Ana María Sánchez en Venecia, donde este título sólo se había representado en una ocasión en 1878, un año después de su première absoluta.
Enjundia orquestal
Viotti, que se ha esmerado desde el foso con una asombrosa lectura de algunos pasajes de gran enjundia orquestal, ha puesto, además, la obra al día. Incluyendo un dúo -que Massenet dejó sólo esbozado a piano- para mayor lucimiento del Gran Sacerdote Timour, interpretado con buena respuesta vocal por el bajo Ricardo Zanellatto, de un modo similar en calidad a la del tenor Giuseppe Gipali, de clara expresión y bella línea melódica. Aunque la mejor acogida masculina el día del estreno fue para el barítono Vladimir Stoyanov como el traidor Scindia.
Ana María Sánchez sorteó todas las dificultades de la partitura en arias y dúos, lidiando con tanta facilidad la grandeza orquestal de ciertos pasajes como los pianos de los momentos más líricos. El reparto central se completa con Federico Sacchi como Indra (que Viotti cambió a última hora por el anunciado Deyan Vatchko) y la mezzo Cristina Sewigmaster como Khaled, papel destinado a María José Montiel, al que ésta tuvo que renunciar por una inoportuna rotura en el pie que le ha obligado a guardar reposo. Todos lucharon por defender una producción escasamente movida por Arnaud Bernard en un escenario que -salvo en el tercer acto, pensado para el lucimiento de unos excelentes coros y de un ballet bien preparado- resultó escasamente practicable y dificultoso en los cambios de escena, obligando, además de los dos intervalos, a un largo corte entre los actos cuarto y quinto, que estuvo a punto de agotar la paciencia de los espectadores más templados.
Juan Antonio Llorente
Abc