4/2/2005 |
Entre las novedades que ofrece esta temporada la Orquesta Nacional, y no son pocas, está la de emplear tres de sus semanas en dar protagonismo a un compositor vivo. Una magnífica idea que preside una programación a la que el actual titular. Josep Pons, ha dado un giro fundamental. Ya señalábamos en estas páginas que el primer festejado era el alemán Hans Werner Henze (Gütersloh, Westfalia, 1926), muy presente en Madrid últimamente: recordemos el estreno de su más reciente ópera, L’Upupa, en el Real y la aparición de su libro de memorias, Quintas bohemias. Las tres semanas que van del 4 al 20 de febrero dependen, así, del criterio del mismo compositor celebrado, que ha pergeñado tres atractivos programas: 1. Aurum Argentum, de un alumno de Henze, el hamburgués Detlev Glanaert, Totenfeier (original versión del primer movimiento de la Sinfonía nº 1 de Mahler), Concierto para violín (con Benjamin Schmid) y Sinfonía nº 5 de Henze (director: Peter Rundel); 2. Obertura nº 3 de Bach y el oratorio Das Floss der Medusa de Henze (director: Josep Pons); 3. Sinfonía nº 83 de Haydn, Latidos de Luis de Pablo, Appassionatamente plus –una de las postreras obras del músico germano– y la aproximación de Berio a la Ritirata notturna di Madrid de Boccherini (director: Arturo Tamayo). Como vemos, Henze, además de hacernos participar en sus pentagramas, sólidos, atonales o seriales, firmemente trazados y estupendamente construidos, los coloca entre otros que pueden mantener con los suyos variadas relaciones, más o menos ocultas. Todo un mundo de sugerencias.
El Cultural