La crítica tacha de proyecto «superficial y vanidoso» la ópera de Maazel «1984»
5/5/2005 |
El estreno de la apocalíptica «1984», la ópera compuesta por Lorin Maazel que lleva a la escena lírica la novela de George Orwell sobre el mito del Gran Hermano, ha sido recibida por la crítica con términos no menos apocalípticos. «Chocante despilfarro de dinero en un proyecto superficial y vanidoso», fue el titular que ayer ofrecía inmisericorde «The Guardian», en unidad de criterio con otras publicaciones.
El estreno el martes por la noche en el Covent Garden londinense había levantado expectación, pues suponía la primera incursión en la composición operística del estadounidense Lorin Maazel, a sus 75 años y tras más de cincuenta de carrera musical. Sin embargo, el resultado ha sido juzgado decepcionante. En primer lugar, por lo que se refiere al propio Maazel, que dirigió musicalmente el estreno, porque según la crítica la partitura no acaba por encontrar un idioma adecuado para transmitir lo que se presenta en escena, de manera que busca refugio en unos efectos de sonido orquestales que ni dan profundidad dramática ni sirven de vehículo para las voces. Éstas, además, se reparten a partes iguales entre diálogos hablados y cantados sin que exista una obvia causa para la distinción.
La crítica también ha lamentado el libreto elaborado por J. D. McClatchy y Thomas Meehan, que han reemplazado la elegante prosa de Orwell por un lenguaje que mezcla clichés y versos fáciles. Tampoco se salva la concepción general de la obra, con unos personajes demasiado planos cuya humanidad desestructurada es lo que se ve desde el principio, cuando debía ser la consecuencia final de la implacable maquinaria del totalitarismo. Por último, un primer acto de cien minutos (seguido de un segundo de cincuenta) ha sido recibido como un exceso, teniendo en cuenta lo poco que sucede en esa primera parte.
Más correcta se ha visto la dirección de escena a cargo del canadiense Robert Lepage, que ha concebido un edificio circular con diferentes niveles y geometrías con el fin de habilitar recovecos para los distintos emplazamientos, como la Habitación 101 de las torturas. La interpretación del barítono británico Simon Keenlyside, en el papel de Winston Smith, ha resultado lo más aplaudido, lo mismo que sus compañeros de reparto, entre los que destacan la soprano estadounidense Nancy Gustafson.
Emili J. Blasco
Abc