La familia Savall, en su primer disco juntos, tiende un puente entre Oriente y Occidente
25/6/2005 |
El disco incluye músicas de Martin Codax, Diego Ortiz, Marin Marais, así como canciones populares catalanas, de Agfanistán, Israel, Grecia o sefardies.
Jordi Savall y Montserrat Figueras son dos músicos de sobra conocidos, tanto en España como internacionalmente, por sus investigaciones e interpretación de la música antigua. La novedad en la grabación que ahora acaban de presentar en Madrid, «Du temps & de l´instant» (Alia Vox), es la participación de los dos hijos de la pareja, Arianna y Ferran, que por primera vez se suman a un proyecto musical de sus padres. Si Arianna no es nueva en estas lides, ya tiene en su haber una grabación -«Bella terra»- en la que realiza su personal acercamiento a las músicas del mundo; para el más joven, Ferrán, que toca la tiorba y canta en este trabajo, es su bautismo en el que sin duda está muy bien arropado.
El disco, presentado recientemente en Nueva York, tiende un puente entre Oriente y Occidente, y entre la música culta y la canción popular. En él se pueden degustar obras de Martin Codax, Diego Ortiz o Marin Marais, junto a intrepretaciones intrumentales y canciones originarias de Afganistán, Grecia, Marruecos, Israel, o de la tradición catalana, a las que se suman también varias improvisaciones.
Aunque la música siempre ha habitado en el seno de la familia Savall, sin embargo, no era práctica habitual compartir veladas de salón interpretando y cantando. Tanto Jordi como Montserrat han preferido que sus hijos transitaran por otros caminos para elegir libremente su opción vital. «Hicieron muy bien en no forzarnos, aunque nunca sentimos -al menos en mi caso- la presión de ser músicos», confiesa a ABC Arianna, que parece decantarse claramente por este arte. «Creímos que necesitábais tener vuestro propio espacio», interviene Jordi Savall.
El azar fue el verdadero responsable de que padres e hijos se reunieran una tarde a hacer música en un concierto en la localidad catalana de L´ Escala, donde pasaban las vacaciones. «Allí empezó todo. Hubo muy buenas vibraciones», recuerda Ferrán.
Retrato del instante
En la grabación se reconocen concesiones a las tendencias musicales de la segunda generación -incluye una composición de Arianna- de la que Jordi confiesa haber aprendido mucho. «Sobre todo a escuchar y una nueva forma de entender la música». «Además ellos son sobre todo creadores», indica Montserrat Figueras. Este disco es, en definitiva, el fruto de las experiencias vividas a lo largo de una serie de conciertos, tras los que surgieron, de manera espontánea, momentos irrepetibles que no pudieron ser trasladados al disco. «Este registro es un retrato del instante, de ahí su nombre», afirma Jordi Savall.
La música como catalizador de las pasiones y los sentimientos también le sirvió a la familia Savall para conocerse un poco más e incluso para vivir algunos momentos de tensión, pues la sensibilidad y la sinceridad se convirtieron en estrechos aliados. Cuando se pregunta a Ferran y a Arianna sobre la veracidad de la fama de exigente que ostenta su padre se produce primero un silencio sepulcral, roto a continuación por una carcajada general un tanto nerviosa. «Sí, los dos son muy exigentes pero de forma diferente -reconoce Arianna-, pero también nos dejan mucho margen de libertad». Y Ferrán añade: «Existe una gran diferencia cuando se trabaja con músicos de Hesperion XXI o Les Concert des Nations, que en familia, en la que todos aportamos». «En la familia no hay un líder», matiza Montserrat Figueras. «Sino no podría funcionar», indica el patriarca.
La familia Savall continuará este verano de gira con este disco -en el que también participa el percusionista Pedro Estevan-, y que esperan poder presentar el próximo otoño en Japón.
Susana Gaviña
Abc