'La Gioconda' lleva al público del Liceo a la Venecia del XVII
5/10/2005 |
El Liceo ha abierto su temporada operística con 'La Gioconda', de Amilcare Ponchielli, una ópera que ha transportado a un público agradecido y entregado a la Venecia del siglo XVII, con una escenografía aplaudida de Pier Luigi Pizzi.
Con un escenario minimalista y un juego de luces, sombras y brumas acertado, Pizzi define sin excesos el marco en que tiene lugar la historia, una Venecia de tópicos, con sus góndolas, puentes, canales, arlequines, carnaval y máscaras, siempre atravesados por un paisaje poblado de hitchcotianas escaleras que aún subrayan más la tragedia que se está mascando.
La protagonista del reparto, la soprano norteamericana Deborah Voight, ha demostrado que la dieta de adelgazamiento a que se ha sometido en los últimos tiempos no ha afectado a la potencia de su voz, confirmado de manera especial en un dueto en el segundo acto y, sobre todo, en la última parte de la obra de Ponchielli, cuando sustenta el protagonismo de la historia.
Muchísimo más delgada que en su anterior actuación en el Liceo, Voight debutaba en el coliseo barcelonés en una opera escénica.
'La Gioconda' es una ópera melodramática en cuatro actos basada en el drama de Víctor Hugo "Angelo, tyran de Padou", que se estrenó en la Scala de Milán en 1876, aunque sufrió varias modificaciones posteriores, única ópera que se ha conservado en el repertorio italiano de Ponchielli, un correcto remedo de Verdi sin llegar a su altura.
El libreto de la obra, de Arrigo Boito, es poco claro, según reconoció la pasada semana Pizzi, preocupado en arropar el tono coral de la obra, que reparte protagonismo entre las seis primeras voces: Deborah Voight, Elisabetta Fiorillo, Carlo Colombara, Ewa Podlés, Richard Margison y Carlo Guelfi.
Estrenada en el Liceo barcelonés en 1883, 'La Gioconda' fue representada por última vez en 1988 y es una de las obras más esperadas esta temporada por el clásico liceísta de toda la vida.
Segundo acto
El público se ha "calentado" especialmente en el segundo acto cuando no han faltado espontáneas ovaciones, primero a los solos de Elisabetta Fiorillo y de Richard Margison, y después al dueto protagonizado por Fiorillo y Voight.
Al final de la ópera, varios minutos de aplausos han corroborado la comunión entre público y artistas, que ha tenido probablemente su momento álgido en el tercer acto con la intervención de los bailarines.
La ópera con que el Liceo ha iniciado su temporada ha tenido un aliciente añadido, la actuación del bailarín español Ángel Corella, junto a la italiana Letizia Giuliani, ambos semidesnudos, como bailarines principales invitados, y según coreografía de Gheroghe Iancu.
Esta ha sido la primera vez que Ángel Corella, estrella del American Ballet de Nueva York, actúa en el Liceo y en una ópera, a pesar de que la Metropolitan Opera de Nueva York se lo ha pedido en varias ocasiones.
Corella ha interpretado en el tercer acto de 'La Gioconda' la emblemática 'Danza de las horas' de Ponchielli, inmortalizada por Walt Disney en la película "Fantasía" y utilizada en esta ópera como una metáfora de la historia y del paso del tiempo.
La ópera, una historia de amores y desamores, infidelidades y muerte, narra cómo la cantante Gioconda rechaza los amores del confidente Barnaba y a su vez no es correspondida por Enzo Grimaldi, un rico genovés que ama a Laura, esposa del responsable de la Inquisición.
En un acto de generosidad extrema, Gioconda decide salvar de la muerte a Laura, para entregarla a los brazos de su amado Enzo.
Aunque desde que se reconstruyó el Liceo, en el escenario habían aparecido velas o antorchas, "La Gioconda" pasará a la historia de las anécdotas del teatro de la Rambla como la primera en la que tras el incendio se quema algún objeto en escena, en esta ocasión las velas de dos galeras ancladas en el puerto veneciano. Los tiempos han cambiado y hasta los incendios están controlados.
José Oliva
El Mundo